Trotamundos: París - Día 1
Nos subimos al tren que salía rumbo a París. Un empleado muy amable nos indicó cuales eran nuestras cabinas para dormir. Al principio nos sentíamos muy tranquilos y alegres porque casi nadie había subido y el tren ya había arrancado. Recordamos que un argentino nos comentó a la pasada en Venecia que había viajado desde París muy cómodo porque casi nadie hacía ese tramo. La situación se complicó cuando el mismo empleado nos indicó que en Milán se llenaba el coche entero. Y así fue. En Milán poco a poco fueron llegando nuestros compañeros de "cuarto". La cabina constaba de dos asientos laterales que luego se adaptaban para dar lugar a tres cuchetas de cada lado. Como ya estábamos acomodados mucho no me molestó. Yo elegí la cama superior izquierda. Mi novia se puso bastante nerviosa porque cada tanto entraban viajeros consultando números de cama y lo cierto es que no todos tenían cara de buenos amigos (sin ofender). Una vez que el tren siguió su marcha, al cabo de un par de ho...