Crónica de una muerte anunciada...
Δημοκ ρατία Como ya comenté en el posteo anterior, vivimos en una democracia representativa. El poder lo posee el pueblo y este lo deriva a representantes a través del voto para qué estos manejen el país según intereses ciudadanos en común (el que sepa más del tema me corrija por favor). Todos estamos enterados (o al menos lo supongo) de que en apróximadamente en 10 días el pueblo entrega el poder a personas que se han proclamado candidatos para ejercer la función de jefe de un o de los tres poderes, el ejecutivo. Últimamente los argentinos estamos acostumbrados a votar por lo menos peor (en realidad eso percibo en el aire). El argentino vota en base al que le parece menos corrupto o menos ineficiente. En un sentido muy general de la palabra, votamos por el "menos malo". Es casi una utopía pensar en que todos, cuando vayamos a las urnas votemos por ideología, votemo s porque verdaderamente sentimos que alguien verdaderamente representa nuestros ideales (he aquí el