INRI

Tomo una hogaza de pan. Se me complica masticar porque el tiempo me ha quitado los dientes. No crea que mi Dios sólo le da pan al que no tiene dientes sino que más bien nos da panes a todos, depende de nosotros como los difrutemos. Los años me han dejado con fuerzas moderadas. Sólo porto un bastón y unas ropas que cubren parte de mi cuerpo. La espalda la tengo encorvada y los días de lluvia duele, bastante. Son solo las heridas de la carne, la plenitud del alma está intacta. Mi compañera, tal vez la más fiel y cercana de las personas que tuve a mi lado, se entregó al todopoderoso hace ya unos años. Y con su partida, los años de dicha plena quedaron atrás. Fuimos muy felices, nos retiramos a una casa humilde pero a la que nunca le faltó lo importante. Viviamos de artes y oficios. Martillos, cinceles y aserrin eran la huella de trabajo incansable y fruto de nuestro esfuerzo. Hace unos años fui bastante famoso. Me levanté contra la injusticia, contra el dogmatismo, hablé sobre...