Viktor...

Caía una pesada nevada sobre las calles de Skarsvag. Apenas se podía divisar un hombre muy alto, de andar pesado.
El hombre ingresó a su hogar, una casa venida a menos, un tanto alejada del centro del pueblo. En el interior se podían apreciar raros y variados artículos: Una máquina de escribir, un oso de peluche, velas y un periódico entre otras cosas. Una de las noticias titulaba: "Muere reconocido Doctor en Altamar". "Viktor" pensó para sus adentros el gigante.
Se sirvió una copa de vino. Prendió la chimenea y una vela. Ésta iluminaba la  mesa donde se encontraba la máquina de escribir. Se sentó y sus largos afinados dedos comenzaron a teclear:

"Cuanto tiempo ha pasado mi querido padre. A pesar de todo lo que pasó te recuerdo con un gran amor. Después de todo me diste la vida. También me negaste el amor de una mujer. ¿Como un ser tan amoroso con otros, niega a su hijo como lo hiciste tu oh Viktor?. ¿No pudiste ver en mí, el hambre de conocer y aprender las maravillas de este mundo? En cambio decidiste convertirme con tu elección en alguien vil, desdichado, corroído por deseos de venganza y destrucción.
Quiero contarte querido padre que el negocio va bien. La pesca por estos lares es dura pero da sus frutos.Tal vez mis condiciones y todo el conocimiento que he adquirido con los años hacen que mis fuerzas sean útiles con los menesteres necesarios para subsistir en el negocio. Me acostumbré a la carne de pescado. Es curioso como algunas personas sienten pena por la matanza de otros animales pero no así con los peces. Ver sus ojos dentro de la red me recuerda a esa mirada, el momento anterior a recibir la muerte. Ese momento en que la víctima sabe que todo terminó. Empatía sólo con mamíferos tal vez.
¡Oh Viktor! Todo podría haber sido distinto. No pretendía que me enseñes a cazar ni que me aconsejes con mis estudios. Desde el inicio, a pesar de mi presunta falta de inteligencia, me di cuenta que era distinto a los otros hombres. Al principio me sentí miserable, un desterrado de la humanidad. Después comprendí que tanto tú como el creador me dotaron de grandes habilidades. Sólo hay que tomar perspectiva. Feo para algunos puede ser singular para otros.
El otro día pasé por el cine del pueblo. No te preocupes, me cubro bien antes de mezclarme con otros. Comenzaron a escribir sobre nosotros. No te imaginas lo caricaturesco de nuestras personalidades. Lamentablemente el sensacionalismo tapa cualquier tipo de profundidad en las artes literarias. No logran captar nuestra esencia, nunca nos vieron ni nos conocieron. Disfruto del buen vino y estoy leyendo a un autor muy peculiar. Poe crea atmósferas que te pondrían los pelos de punta. Sus personajes me recuerdan un poco a ti: Atormentados, faltos de frialdad para elegir bien, apasionados pero también con cierto grado racional que modelan sus decisiones. Increíble que todo se tratase de un mono.
Querido padre, me despido. Estamos en épocas de auroras boreales y soy un apasionado de ellas. Como sabrás los grandes períodos de oscuridad no me perturban y nunca fui muy fanático del sol. HA HA, no temas, todavía no me han salido colmillos ni he adquirido afición por la sangre.

El hombre dobló la carta y la depositó junto a otras. Cientas de ellas. Tomó la copa de vino y contempló un cuadro en la pared. Parecía ser la única cosa brillante del lugar. Prometeo portando triunfante una antorcha. Su cara y su cuerpo se mostraban completamente iluminados mostrando su plenitud olímpica y gallardía. Se quedó unos minutos mirándola, terminó la copa de vino, apagó la fogata y la vela de un soplo. Se abrigó cubriéndose todo el cuerpo, inclusive su rostro. Salió, miró unos segundos el interior del hogar y cerró la puerta con una fuerza sobrehumana que estremeció el silencio de todo el lugar....

FIN