Trotamundos: Atenas - Día 2...

A la mañana siguiente nos levantamos y fuimos a desayunar. Uno se podía servir Jugo, jamón, cereales, café y tostadas. Muy completo.

Terminamos de desayunar, abonamos la habitación y nos encaminamos a visitar la Acrópolis. El día estaba agradable, no hacía mucho frío y el trayecto parecía muy verde y colorido.
Esa parte de la ciudad era muy diferente de lo que habíamos observado la noche anterior. Una calle peatonal, a su derecha llena de restaurantes y bares; y a su izquierda el parque que rodeaba al monumento, reinante en las alturas.
Después de 10 minutos de caminata llegamos a la entrada principal. Abonamos el ticket, 12 euros cada uno, y nos dirigimos cuesta arriba. El estar tan cerca de un sueño producía que se me hinchase el corazón a más no poder.


El paisaje era una caricia a la vista, naturaleza mezclada de ruinas antiguas. Antes del Partenón hay para contemplar otros monumentos bellísimos como el el Teatro de Dionosios y el Odeón de Pericles entre otros. Otra cosa muy interesante para observar es la vista de la ciudad visto desde la colina que subíamos.
Después de caminar una media hora llegamos a los propileos, la puerta de entrada de la Acrópolis. Al recorrer esos escalones me pasaban por la cabeza tantos libros de historia y geografía contemplados a lo largo de mi vida. Recordaba una clase en el
primario, cuando me fueron contadas las historias de Sócrates y la cicuta o del poderoso Hércules y su padre, Dios Rey del Olimpo, Zeús. Me parecía extraño, casi mágico, estar en ese lugar. Creía que en cualquier momento iba a despertar. Me atravesaba la sensación de satisfacción de que uno de mis más grandes sueños estaba cumplido.
Nos quedamos aproximadamente una hora y media contemplando los tesoros de la Acrópolis y el paisaje de
toda la ciudad. Sentíamos un gran regocijo caminando por el mismo terreno en el que los hombres atenienses ofrecían culto a los dioses olímpicos, miles de años antes.
Luego del ritual, bajamos por el lado sur hasta llegar a la Ágora Antigua, lugar donde Sócrates filósofaba con sus discípulos. Más adelante, atravesando un puente por donde pasa el tren sub-urbano, llegamos a Monastiraki, la parte céntrica de Atenas. La zona, muy pintoresca y excéntrica, se encontraba repleta de turistas. Por esta zona, rodeada de pequeñas calles en subida y en bajada con muchos restaurantes, se pueden observar monumentos como el Ágora
Romana, la iglesia de Kapnikarea y la biblioteca de Adriano entre otros. Los monumentos se entremezclan con la parte moderna de la ciudad. Es como ver un paréntesis en el tiempo.
Luego de eso nos dirigimos a la plaza de Syntagma a través de la calle Epnos, una especie de Florida infestada de comercios. La plaza, corazón político de la ciudad, es muy similar a Plaza de Mayo. El parlamento ostenta la tumba del soldado moribundo y está custodiado por la guardia griega y sus llamativos atuendos.
Luego de ahí, caminamos para la zona del monte Livatikos. Esta zona es muy similar al barrio norte y 9 de Julio, completo de embajadas con avenidas anchas y parques.
Como ya estaba oscureciendo, decidimos no subir al monte y retornar al hotel.
El día se había terminado pero nuestra alma estaba satisfecha por llegar donde la historia roza lo divino.

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