Trotamundos: Venecia...

Llegamos a Venecia por la noche. El panorama no era para nada alentador ya que eran las 10 de la noche y no se veía gente en la calle. Como en Florencia no habíamos tenido la posibilidad de acceder a Internet sabíamos poco y nada sobre como llegar al hotel. Preguntamos en un par de negocios pero como las respuestas no coincidían decidimos empezar a caminar. Un par de franceses intentaron ayudarnos pero su búsqueda en el mapa sólo nos reveló que estábamos en la otra punta de la ciudad. Después de tan desalentadora revelación decidimos tirar la toalla y
tomar un taxi acuático.
Por la módica suma de 60 euros en total el taxi nos dejó a unas pocas cuadras. El paisaje, aunque oscuro y silencioso, es muy bello por la noche. Una ciudad dividida por las aguas es dificil de explicar hasta para el más avezado narrador.
Llegamos al hotel dejamos las cosas y nos acostamos ya que estábamos muy cansados por la travesía y los nervios para encontrar destino.
A la mañana siguiente desayunamos en grande ya que la noche anterior con tanto movimiento no habíamos cenado. Empezamos a caminar y nos dirigimos nuevamente a la estación de trenes para sacar los pasajes a París. Partíamos esa misma noche.
Atravesamos puentes, bordeamos plazas, cruzamos callejones y después de una hora llegamos al lugar. Luego de hacer la cola nos encontramos con la primer sorpresa amarga del viaje, el pasaje de tren nocturno no estaba contemplado dentro del paquete de pasajes que contratamos y tuvimos que pagar 100 euros por el pasaje completo. Con una mueca de disgusto en nuestros rostros decidimos pasar a otra cosa y recorrer la ciudad. A pesar del gasto económico no contemplado estábamos de vacaciones.
Caminamos unas dos horas por la ciudad, cruzamos el Puente Rialto y nos dirigimos a la Piazza Di San Marco, el primer destino de la ciudad. La plaza desentona con el resto de Venecia ya que su monumental iglesia y el enorme tamaño del lugar contrasta con las pequeñas calles y los puentes minúsculos que conectan los distintos puntos de la ciudad. En San Marco los gondoleros trabajaban sin cesar llevando y trayendo turistas. El paisaje de la plaza y la basílica de estilo bizantino, junto con el mar son un paisaje para recordar.
Miramos la hora y ya no nos quedaba mucho tiempo así que decidimos ir a buscar nuestras maletas al hotel y dirigirnos a la terminal. Esta vez el viaje lo hicimos en el bus acuático de la linea 1. El viaje demoró 40 minutos aproximadamente y costó unos 8 euros.
Ya en la terminal nos preparábamos para el viaje hacia la ciudad del amor: París.
Dejamos Italia con una congoja propia de los que se sienten cómo en casa. Italia, con sus diferencias y semejanzas, fue una experiencia grata y satisfactoria en donde el deseo de volver quedará latente hasta que finalmente se concrete. No eran tiempos de añoranza sino de afrontar de lo que quedaba del viaje. Nos preparábamos para la capital francesa.

Comentarios

  1. Disfruto mucho de conocer nuevos países y espero algun dia poder ir a los de Europa. Me gustaría poder obtener Pasajes a Paris ya que me llegaron excelentes comentarios de dicha ciudad

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  2. Mario. Lo que puedo decirte es que si tenés ganas y crees que es el momento hacelo. Te lo digo por experiencia, el viaje no te lo saca nadie.
    Con respecto a París, la ciudad me pareció increíbles. Ahora si estás buscando calidez humana no precisamente vas a encontrar eso. Igualmente gustos son gustos. Cada lugar tiene su magia.
    Gracias por comentar.
    Saludos!!

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