Trotamundos: París - Día 3

Nos levantamos temprano y nos encaminamos hacia la torre Eiffel. Tomamos el metro como el día anterior y salimos en la estación Bir Hakeim.
Nos encontramos con una sorpresa, la torre cerraba en media hora y la cola era más que suficiente para que no pudiesemos entrar así que decidimos dejarlo para otra ocasión.
Como no teníamos mucho programado para hacer decidimos volver caminando hacia el hotel.
Bordeamos el Sena y cruzamos hacia Montmartre por el puente del Alma, seguimos por la Av. Montaigne hasta doblar en la Av. Delano Roosevelt. Seguimos por la avenidas hasta tomar el Boulevard Haussmann. Seguimos en dirección este y doblamos en la Av. Miromesnil, derecho hasta el Boulevard de Bastignolles y la Rue Darcet
Estábamos exhaustos, todo el trayecto nos demoró aproximadamente 2 horas pero valió la pena. Pudimos contemplar la pulcritud y monumentalidad de las avenidas parisinas. Desde las oficinas la gente
se volcaba al supermercado para comprar el almuerzo y en las calles sobresalían curiosamente los puntos de carga de autos eléctricos.
Llegamos al hotel y cómo estábamos muy cansados no salimos hasta las 17 hs. Decidimos ir a Notre Dame, esta vez en metro. Se nos había indicado que en las estaciones de subte de Opera se vendían las entradas a Eurodisney (gracias a la insistencia de mi novia y sus fantasías era nuestro próximo destino).
Bajamos en la estación pero ni siquiera preguntando pudimos encontrar el lugar donde se vendian. Caminamos por la zona y encontramos una oficina de asistencia al viajero donde casualmente vendían entradas al parque. Una señora muy amable con un español fluido nos indicó como llegar y nos advirtió de la inseguridad en los metros. Según nos contaba, el robo en lugares poblados era común.
Caminamos en dirección al Sena por la Avenida de la Opera. La Ópera Garnier se imponía por sobre todo en el paisaje nocturno de la ciudad. Seguimos en dirección a Notre Dame por la Quai des Tuileries.en la ciudad.
Ya a lo lejos el iluminado Palacio de la Justicia nos marcaba el rumbo a donde nos dirigíamos. Cruzamos por el Pont Au Change y caminamos hacia la Catedral.
Lamentablemente no pudimos ingresar porque llegamos media hora tarde después del cierre.
Nos sacamos unas fotos con la fachada externa y seguimos caminando por la zona. Nos topamos con una pista de
patinaje al aire libre. Aparentemente había ocurrido un accidente ya que un grupo de paramédicos llegó al lugar.
Luego paseamos por el barrio latino y sus pubs repletos de gente. Las peluquerías masculinas abiertas, entrada la noche, mostraban que los parisinos son tan coquetos como las ciudadanas femeninas.
Nos tomamos el metro y volvimos al hotel.
La noche, fría pero mágica, se apagaba en un París donde sus calles y paisajes comenzaban a quedar grabados en lo profundo del alma.

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