Trotamundos: Charleroi y llegada a Andalucía...

El avión salía alrededor de las 7.30. Uno de los grandes problemas de los "Low Cost" es la ubicación de los aeropuertos. Por lo general se encontraban a 40 o 50 km de cada ciudad que visitamos.
La carrera con el tiempo, según lo que habíamos calculado, implicaba levantarnos bien temprano, tomar el tren hacia Charleroi y allí un bus que nos llevaría al aeropuerto.
Y allí estábamos, levantados a las 4.40 de la mañana. Desayunamos rápido, nos despedimos del apart   hotel (debo decir que me costó bastante), dejamos la llave en el buzón y salimos. Sin dudas, una de las peores sensaciones es salir bien temprano con mucho frío por la mañana con tres valijas para cargar. Caminamos a la estación y en el trayecto las únicas personas que pudimos ver era un señor que había salido a correr, muy deportista él, y unos jóvenes que todavía se encontraban pasándola bien. Verán, era un domingo a la madrugada.
Llegamos a la estación y nos dirigimos a nuestro tren. Por suerte, a diferencia del día anterior, salió sin problemas. Pudimos contar sólo un puñado de personas, por cierto todas dormidas. Algunos parecían hacer el mismo trayecto que nosotros y otros una rutina normal de todos los días.
A medida que pasaban las estaciones y los pasajeros bajaban no podía parar de imaginar como era el lugar adonde se dirigían y lo que iban a hacer a esas horas de la madrugada. Entiéndanme, me considero una persona con la curiosidad muy desarrollada.
Bajamos en la estación Charleroi y los que estaban con valijas empezaron a caminar a paso acelerado por un corredor. Siguiendo nuestra intuición de que sabían lo que hacían los seguimos. Todos, como una manada de viajeros, llegamos a la estación de bus. Esperamos unos 10 minutos hasta que llegó. Subimos y tardamos unos 15 minutos en llegar al aeropuerto.
El panorama era de esperarse, gente sentada, otros caminando y algunos hasta durmiendo debajo de los asientos. Le consultamos a la operadora de nuestro vuelo si podíamos hacer el check in pero como faltaba una hora nos indicó que no. Decidimos enfocar nuestro tiempo en una acción más proactiva. En un corredor había una balanza para pesar las valijas. Como muchos sabrán, la cultura del "Low Cost" tiene sus complejidades. Cada uno de los bultos no puede pesar más de 50 Kg. Caso contraría uno debe pagar uno 30 euros maso menos. Probé mi suerte e intenté con el primero. 40 Kg, bastante holgado. Fui con el segundo. 57 Kg. Rápidamente en un acto histérico me dediqué a compensarlas, tarea nada fácil, hasta que quedaron las dos (por poco por cierto) en el peso permitido.
Hicimos el check in y transitamos los operativos de seguridad. Creo que no lo describí antes pero estos consisten en sacarse los zapatos, camperas y cinturones y pasarlos junto con los bolsos de mano por la máquina de rayos láser. Todo marchaba bien hasta que en la mochila de mi novia encontraron una crema que había olvidado guardar en la valija grande. La empleada sin vacilar lo tiró rápidamente a la basura y mi novia, con mezcla de bronca e indignación, esgrimió un insulto como si fuera una reacción. Si bien la empleada no hablaba inglés entendió bastante por sus gestos y mirada y acto seguido en un francés nada amable y una mirada penetrante la increpó. El clima se congeló de repente. Miré a mi novia cómo diciéndole "sos boluda, disculpáte con la señora" pero ella seguía lamentándose por la crema. En un tenebroso inglés le expliqué que sólo se lamentaba con ella porque había olvidado guardar la crema. La empleada no me creyó una palabra y llamó a dos compañeros y les dijo unas palabras en francés (Esto indignó a mi novia aún más). Sin darme cuenta tenía que mediar entre los malhumores de la empleada de seguridad y de mi novia para no terminar en una sala de inspección. Fueron los 4 segundos más lentos de mi vida hasta que la empleada en un inglés seco nos indicó que siguiéramos nuestro camino. El sufrimiento no terminó ahí ya que mi compañera de viaje siguió rezongando de la situación unos minutos más. A pesar de todo ya estábamos adentro del vuelo.
Esperamos algunos minutos y subimos al avión. El vuelo de 2 horas se nos hizo bastante rápido. Legamos a Málaga y ya nos estaban esperando familiares. El viaje, aunque ya terminando, prometía nuevas experiencias y destinos.       

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