Trotamundos: Llegada a Asturias...

Nos levantamos bien temprano. La noche anterior ya habíamos preparado nuestros bolsos. Cargamos las cosas al auto. Hernán nos llevaría a la estación de tren de Málaga.
Partimos y en hora y media llegamos. Nos dirigimos a la boletería y algo impensado ocurrió. ¡No había pasajes! Estábamos confiados que nadie viajaría para ese destino. Era un domingo normal y Asturias se encuentra en el extremo norte. Barajamos varias posibilidades pero nos decidimos por ir a Madrid y luego ver qué pasa porque al día siguiente nadie nos podría llevar a la estación.
El trayecto a Madrid se desarrolló tranquilo y sin sobresaltos. Vimos una película italiana "Benvenuti al Sud" de Luca Miniero. Una comedia muy recomendable para ver los prejuicios que existen en las sociedades entre sus diferentes regiones.
Llegamos a Atocha. Mientras cuidaba los bolsos, Lucía averiguaba una posible llegada a Asturias. Pensamos en pasar una noche en Madrid si no había pasajes tampoco desde Madrid. Gracias a la pericia de un empleado, los sacamos pero tuvimos que hacer combinaciones en diferentes ciudades para poder llegar.
El primer tren salía desde Chamartin con rumbo a Valladolid. Debo decir que fue una carrera con el tiempo movernos con tres valijas cada uno a las diferentes estaciones. Por suerte llegamos a tiempo para la salida. Nos sentamos, todo el viaje duró aproximadamente una hora. Bajamos en Valladolid y debimos esperar cuarenta y cinco minutos hasta que el siguiente tren salió con destino a León. Era muy gracioso como corríamos, subíamos y bajábamos escaleras con todos los bolsos.
Salimos rumbo a León. Acostumbrados a los trenes de alta velocidad, esta vez el viaje se realizó en un tren semi-rapido. El trayecto demoró un poco más de dos horas. Como acostumbro, observaba a los viajeros. Una niña que se movía sola y se despidió de una mujer desde la ventana, fue recibida en una estación próxima a León por otra mujer. Intuía que había ido a visitar a un familiar, tal vez la abuela, y acostumbraba esa práctica frecuentemente.
Bajamos en León. Esperamos otra hora y media hasta que el tren a Oviedo salió. Ya eran las 19 hs. y habíamos bajado y subido a trenes desde las 11 de la mañana. Ya estábamos exhaustos de la situación ya que sólo habíamos comido unos chips y bebido una botella de gaseosa entre los dos durante todo el día.
Salimos ya en el último tren. Este vagón ya se parecía más a un colectivo porque era regional. Los bancos duros, el suelo de goma y pasamanos no ofrecían grandes comodidades pero estaba bien. Viajábamos casi solos. Este era el tramo más largo, unas tres horas. Observábamos por la ventana y el sol ya había caído. Algunas zonas se encontraban cubiertas por la nieve. El ruido del movimiento del tren, casi hipnótico, era lo único que ambientaba el espacio.
Llegamos a Oviedo, los tíos abuelos de mi novia nos esperaban en la estación. Nos dirigimos al departamento. y por suerte la fama de hospitalidad asturiana era verdad. Un festín de empanada asturiana. faves, chorizo colorado y sopa fue una gran forma de terminar el día después de tanto ajetreo.
Llegamos al norte de España, nuestra última parada antes de volver a Buenos Aires. 

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