Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires

Como dijimos en ocasiones anteriores, siempre pensamos que lo que nos ocurre actualmente es extraordinario. Pero si bien el agua en el río no corre dos veces, hay otros momentos de la historia en donde las situaciones parecen presentar rasgos muy similares.

Si uno piensa en la historia de Buenos Aires, lo que rápidamente evoca a esta situación del Covid es la epidemia de fiebre amarilla en 1871. La misma transcurrió durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento y fue tan cruenta que impactó de lleno en la vida de la ciudad. 
Muchos ciudadanos, sobre todo los pudientes, re localizaron sus residencias (Es en este período donde se trasladan de la zona sur a la zona norte) y hasta el propio Presidente se trasladó a Mercedes para huir de la epidemia y fue tildado de cobarde por los medios de la época. El foco de la enfermedad fueron los barrios de Barracas y La Boca, lo que provocó reacciones xenofobas donde se quemaron conventillos y pertenencias de los inmigrantes que habitaban esos barrios haciendolos culpables del brote.

Los datos que arroja lo acontecido son estremecedores. Del total de 180 mil porteños que vivían en la ciudad, la epidemia se cobró la vida de 13 mil en tan solo 6 meses. Recordemos que por aquella época no se conocía su causa y las condiciones hospitalarias y de sanidad pública (cloacas y acceso a agua potable) tampoco eran las mejores. Los cadáveres se apilaban en las esquinas de las calles y un tren tirado por la locomotora “la Porteña” llevaba la carga fúnebre al cementerio de la Chacarita, construido para afrontar el entierro de la gran cantidad de víctimas.

Ese imaginario afectado se volcó en el arte y en la literatura. Un ejemplo de ellos es el caso de "Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires" del artista uruguayo Juan Manuel Blanes. 


La obra en lienzo de 2,30 mts. por 1,80 mts.
Se encuentra en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo. 
Descripción de la Obra

En ella se muestra el interior de una vivienda. Casi en el dintel de la puerta abierta, dominan la escena José Roque Pérez y Manuel Gregorio Argerich. Ambos contemplan a una mujer muerta, tirada en el piso y un bebé buscando su pecho para alimentarse. Un niño en un costado mira a Roque Pérez, mientras que en el fondo se ve a otro miembro que se tapa la boca con un pañuelo. Sobre una cama, muy entre las sombras, se advierte el cuerpo inerte de un hombre, posiblemente el marido de la mujer.

Los hechos reales

En la madrugada del 17 de marzo, con la epidemia ya declarada, el sereno Manuel Domínguez le llamó la atención que la puerta de Balcarce 384 estuviese abierta. Comprobó en su interior que había una mujer muerta tirada en el piso y que un bebé pujaba por asirse a uno de sus pechos.

La policía llevó a la criatura a la comisaría, que terminó en la Casa de Niños Expósitos, ya que su padre nunca pudo ser ubicado.

La mujer muerta era una italiana llamada Ana Brisitiani. Y Blanes se tomó la licencia de incluir a su esposo tendido en la cama, pero en realidad habría estado enfermo en otro lugar, posiblemente en La Boca.

Los personajes de la Obra

Roque Pérez y Argerich tuvieron un papel protagónico en la lucha contra la epidemia.

El primero había sido aclamado presidente de una Comisión Popular de Salud Pública en una reunión celebrada en plena Plaza de Mayo el 14 de marzo, por la presión de miles de vecinos que pedían acciones concretas. El vicepresidente era el periodista Héctor Varela y la integraban Adolfo Argerich junto a otros: el vicepresidente Adolfo Alsina, Mariano Billinghurst, Emilio Onrrubia, Matías Behety, Carlos Guido Spano y el ex presidente Bartolomé Mitre, que terminaría enfermo, como su hijo Bartolito.

José Roque Pérez

Nació en Córdoba en 1815 y era abogado, especializado en Derecho Penal. Fue uno de los redactores del Código Penal, convencional constituyente en 1860, profesor en la universidad y también juez. Era masón, fundador de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.

Cuando se desató la epidemia de fiebre amarilla y fue designado presidente de la comisión, lo primero que hizo fue su testamento. Años atrás había sido testigo de la epidemia del cólera que azotó a la ciudad, como miembro de la Comisión Parroquial de Catedral al Sud.

Manuel Gregorio Argerich

Hijo del Dr. Cosme Argerich, nació en Buenos Aires en 1835, y fue profesor de cirugía y médico militar. Había servido para el bando federal en la batalla de Caseros, en 1852. No le importó que Juan Manuel de Rosas hubiera abandonado el país. El continuó asistiendo a heridos de los dos bandos. También combatió en Cepeda y Pavón y también estuvo presente en la epidemia de cólera de 1867. Como su compañero del cuadro, también era masón.

En medio de fogatas humeantes que se encendían para desinfectar el aire, el blanqueo de las paredes de las casas y la desinfección de letrinas, José Roque Pérez y Manuel Gregorio Argerich, junto a un grupo de vecinos, recorrían incansablemente la ciudad
Ambos morirían con dos meses de diferencia como víctimas de la epidemia que fueron a enfrentar: el 26 de marzo Roque Pérez y el 25 de mayo, Argerich.

El 8 de diciembre de ese mismo año, Juan Manuel Blanes expuso el cuadro en el foyer del Teatro Colón. La oferta del gobierno argentino para adquirirlo llegó tarde, porque ya lo había comprado el uruguayo.

La historia retratada por Blanes se asemeja enormemente al de la Difunta Correa en San Juan (Ver posteo La Difunta Correa)



Tal vez es una muestra de que, tanto en la Capital como en el Interior, gracias a la ayuda al prójimo y la preocupación por el otro, la vida puede abrirse paso inclusive en las situaciones más adversas.

Fuentes
https://www.infobae.com
http://www.msal.gob.ar
http://mnav.gub.uy

Comentarios

  1. me toca de cerca por conocer los barrios. En Parque Patricios vivía a una cuadra del plaza Ameghino, donde hicieron la fosa común para enterrar a la mayoría de muertos por fiebre amarilla. Por eso está enfrente el Muñíz que es de infecciosos. Y ahora vivo en La Boca a 5 cuadras del Argerich, pero en honor al padre y no al que sale en este cuadro.

    Como curiosidad en ese lugar de Patricios estaban también los mataderos y como se juntaba sangre animal podrida en la calle decidieron llevarlos mas al oeste donde ahora están, en Mataderos. Saludos!

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    1. Muy bueno los datos JLO! Es increible como la ciudad guarda sus huellas y hay que escarbar para leerlas.

      Estando en ese barrio sos hincha del mejor club del mundo no? jajajaajaj

      Sabés que volviendo de la cancha por Tacuarí, levanté la vista y me topé con un terrible caserón colonial (Seguro de la época pre fiebre amarilla).

      Tengo que volver y encontrarla porque no la ubiqué más (no me acuerdo a que altura estaba)

      Un abrazo!

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  2. No conocía ese cuadro, mi viejo. Gracias por presentármelo.
    Apenas terminé de leer el post (incluyendo el comentario de JLO) sabía que había leído de todo esto ¿pero dónde? ¿Borges? ¡no! ¿Marechal? ¡No!... Bioy ¡No!
    Me puse a pensar y pensar.
    ¡Claro!
    En Misteriosa Buenos Aires de Mujica Lainez hay un cuento que se llama "El hombrecito del azulejo" y está situado unos años después de la fiebre amarilla. Lo que me lo pega a tu entrada, y el cuadro, es que en el cuento aparecen dos médicos que son los que están tratando de encontrar la cura al niño (no te voy a contar todo o el por qué del título porque es un cuento corto). Lo importante es que estos médicos -como si fueran unos residentes que hayas conocido- son unos jóvenes Ignacio Pirovano y Eduardo Wilde.

    Un gusto haber pasado por acá
    Abrazos!

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    1. Un brindis por Mujica Lainez! Un porteño de bien! Lo tengo si no me equivoco (Tengo que aprovechar la cuarentena y hacer el inventario, pendiente) así que ahí lo leeré con gusto!
      Replico mi recomendación del dato que me pasaron por IG: "Cuando murió Buenos Aires" de Miguel Scenna, junto al Decamerón y Diario del Año de la Peste interesantes para encontrar situaciones espejo.

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